En nuestra juventud, la decisión más importante que alguna vez tendremos que tomar es la que se refiere a la carrera profesional. Elegir una carrera significa elegir la actividad a la que vamos a dedicar la mayor parte de nuestro tiempo por el resto de nuestras vidas. Significa, sobre todo, sacrificar las otras opciones que alguna vez consideramos o, en el mejor de los casos, pasarlas a un segundo plano. Hasta hace algunos años, esta decisión solía ser más facil que en la actualidad. Hoy en día, la gran oferta de carreras y centros de estudio hacen que elegir una carrera sea un dolor de cabeza

Conversé con Patricia Yin, psicóloga del Departamento Psicopedagógico de la Universidad Católica, quien me amplió el panorama sobre los problemas que los jóvenes encuentran a la hora de elegir una carrera. Asimismo, asistí a una charla motivacional de Javier Kishimoto, quien explicó cómo es posible atreverse a volar por uno mismo.

"Cuando crezcas vas a estudiar la misma vaina que tu papá"

Willie Colón lo dijo claramente en una de sus más clásicas canciones. Hace un par de generaciones era común que el hijo siguiera la tradición de su padre. Por otro lado, existían pocas alternativas a las "carreras tradicionales" de Derecho, Ingeniería o Medicina. Tal vez los más rebeldes estudiaban ciencias sociales. No cualquiera iba a una universidad y por lo general se pasaba del colegio al negocio familiar. De todas maneras, la elección que uno tomaba seguía una línea recta.

Las cosas han cambiado mucho desde entonces. Actualmente la oferta se ha ampliado, nuevas facultades se han abierto para recibir a todo tipo de alumnos con necesidades distintas. "Hace solo once años - comenta Patricia Yin- existían dos canales de ingreso a la Católica; actualmente hay nueve, y los alumnos entran cada vez más jóvenes". Cabe entonces preguntarse cuán seguros y preparados están para hacer una elección vocacional. A lo sumo, saben que quieren ir a letras, a ciencias o a artes.

Hoy en día, la Universidad se encuentra presente desde antes del final del colegio. La presencia de "la Universidad" se hace notar a través de ferias vocacionales y visitas a los colegios. "A esa edad, los chicos no están lo suficientemente maduros para pensar en el futuro: están concentrados en el presente, y eso es natural", explica Patricia. Además, salvo por la información obtenida en las ferias, es poco común que un chico averigue por su cuenta cómo es la carrera que ha decidido seguir.

Según Patricia, existe poca reflexión previa a la elección de una carrera. Por lo general, ésta viene casi por instinto, por influencia de los padres y los cursos en los que uno era bueno en el colegio. Asimismo, los Estudios Generales, una particularidad de la PUCP y algunas otras universidades, cumplen, en teoría, una función de introducir al alumno a las distintas carreras y ayudarlo en su elección. Sin embargo, opina Patricia, son pocos los chicos que aprovechan este tiempo para ir investigando sobre la carrera que han elegido antes de pasar a facultad. Solo se dan cuenta de si les gusta o no una vez que están adentro.

Todo depende de la vocación

Se tiende a ver la carrera como una línea recta de 5 o 6 años que nos lleva directamente a "ser profesional". Por ello, ante la duda sobreviene la crisis. Existe la sensación de pérdida de tiempo. La presión es increíble y uno se siente derrotado cuando se ve obligado a dar un paso al costado y pensar mejor las cosas. "Acá en mi escritorio tengo un cerro de expedientes con historias parecidas - me dice Patricia, señalándome unos papeles - y habría que preguntarse cuántos chicos hay que deciden seguir con una carrera a pesar de no sentirse felices, o que sencillamente desertan".

Sin embargo, la carrera - y la vida en general - no debiera parecerse a una línea de tren que va de una estación a otra, sino más bien a un río lleno de afluentes y caminos nuevos inexplorados. Las circunstancias pueden cambiar y a veces es necesario dar un paso al costado, volver a pensar las cosas y retomar el rumbo por otro camino. "La juventud es una edad totalmente experimental" decía Robert Louis Stevenson en 1887, hace más de un siglo; "tal vez el problema radique - complementa Patricia Yin - en que muchos chicos quieren que el futuro llegue de inmediato, salteándose el periodo de experimentación".

"La vocación empieza a formarse en la niñez", explica, por su lado, Javier Kishimoto. "Cada experiencia, cada comentario, son absorbidos por el niño. Por ejemplo, cuando la madre comenta 'pobrecito, es malo en matemáticas', el niño empieza a asumirlo como incapacidad y posiblemente su vocación empiece a ir por otro lado." Asimismo, las motivaciones, las cosas en las que uno "es bueno" desde niño, las cosas que uno disrutaba haciendo, suelen llevar a una persona a seguir un cierto camino.

Ahora bien, cabe preguntarse si todo el mundo sigue sus sueños y hace "lo que le gusta" como carrera profesional. Si bien no se aplica a todos los casos, en el imaginario colectivo, la persona "exitosa" tiene "buena presencia", es solvente y de buena posición social. Así pues, existe una fuerte tendencia a elegir carreras "de éxito" a causa de la presión social de "ser exitoso", aunque las pasiones vayan por otro lado. Quién sabe cuántas personas renunciaron a perseguir un sueño por la comodidad de un salario fijo.

Tanto Patricia Yin como Javier Kishimoto aseguraron que el tema radica en la autoconfianza y en la decisión. "Existe una zona de influencia - dice Javier - en la que una persona es creadora de su realidad. La razón de ser de una persona - agrega - es aquello que uno hace, lo que decide ser".

"Yo no quería una vida normal, no me gustaban los horarios de oficina"

"Actualmente la universidad ya no es el único camimo a seguir, y creo que ésta es una tendencia que va a agarrar cada vez más fuerza en los próximos diez años", sentencia Patricia Yin hacia el final de la entrevista. En los últimos años Lima ha experimentado una proliferación de institutos especializados que han abierto el abanico de posibilidades profesionales. La misma Universidad Católica, por ejemplo, abrió este ciclo la Escuela de Música y tiene a maestros como Javier Echecopar y Tito La Rosa entre su plana docente.

Hoy por hoy, es cada vez más fácil y realista pensar en dedicarse, total o parcialmente, al arte, la música, la cocina, la alta costura, o casi cualquier carrera no tradicional, gracias a que existen escuelas y talleres por doquier. Si bien todavía estamos a años luz de ciudades como Buenos Aires, a donde varios amigos míos han viajado para estudiar cine, por ejemplo, la tendencia parece avanzar hacia ese norte.

"El potencial es infinito - explica Javier Kishimoto - uno puede dedicarse a una profesión durante la semana y a la actuación el fin de semana; uno puede ser odontólogo de día y rockero tres noches a la semana. El secreto consiste en pensar 'fuera de la cuadrícula'. Es cuestión de creérselo".

"Hoy en día la felicidad y la satisfacción son más importantes que el dinero y el éxito", me comentó en un momento Patricia. "La mayor parte de los padres con los que me reúno me confiesan que no les importa qué carrera siga su hijo, siempre que sean felices". A fin de cuentas, tanto el dinero como el éxito llegan por su cuenta si uno es constante y disfruta de lo que hace.

-----------------------

"Para obtener algo", reza el credo de Full Metal Alchemist, serie animada de TV japonesa, "es necesario sacrificar algo de un valor equivalente". Esto es, en el mundo real, que cada decisión que tomamos implica el sacrificio de otras opciones igualmente válidas. En ese sacrificio radica la importancia de la decisión vocacional. Al final, la decisión que tomemos va a marcar el resto de nuestras vidas; y a fin de cuentas, lo más importante es ser felices.