En la urbanización San José, en Bellavista, Callao, en el cruce de San José con Los Cóndores, a dos cuadras de Faucett, se encontraba, a principios de los 90, el mercado de San José. Yo viví allí, en  el Jr. Condamine, entre  enero del 91 y junio del 93. Era un niño de 6 años en esa época, pero tengo algunos recuerdos relacionados a ir de compras con mi abuela. Recuerdo La enorme bola de mantequilla del lechero y que ella pedía 250 g. Recuerdo la panadería de Don Julio, que tenía un hijo obeso al cual una vez señalé y, con la inocencia de alguien de esa edad y con los ojos muy abiertos, grité: "Mamá, mira! Un gordinflón!".

Afuera, en la calle, ambulantes y algunos puestos más "formales"; adentro, en la galería, puestos de venta de carnes, embutidos, pescado, pollo, etc. Me parece que incluso, en la esquina de Los Cóndores y San José, había un corral y en diciembre estaba lleno de pavos. Aunque puede ser que el efecto del tiempo me haga proyectarme un poco. Estoy seguro de que debe haber sido un lugar peligroso, invadido por los ambulantes, y no muy salubre que digamos; pero no cabe duda de que debe haber sido también un punto de encuentro importante del barrio.

De aquel mercado solo queda el viejo Cine Monarca, convertido hace tiempo en templo evangelista. En la plaza, ahora bautizada con el nombre de Plaza de la Cultura, hay una fuente, coronada con una bailarina, y un estacionamiento. Alrededor hay algunos restaurantes y la galería ya no vende pollo y carne, sino DVD y CD pirata.

La última novedad de la Plaza es el Paseo de la Fama Criolla, inaugurado el lunes con la participación de Lucila Campos, Oscar Avilés y otros varios representantes de la farándula limeña. Al mejor estilo de Chollywood, Lucila Campos, Oscar Avilés y Arturo "Zambo" Cavero (quien no pudo asistir a la inauguración pues aún se encuentra internado), tienen ahora una estrella con su nombre frente al Cine Monarca.

Me pregunto si estas obras ornamentales ayudan en algo al desarrollo de la ciudad. Muy aparte del homenaje, me pregunto si no hubiera sido mejor mejorar el mercado y desarrollar la zona como comercial y realizar el homenaje en un lugar más público, concurrido y a más figuras del espectáculo limeño. Me pregunto si una bailarina de ballet sobre una fuente ayuda realmente a que esta plaza funcione mejor como punto de encuentro, que los numerosos parques de alrededor, mucho más bonitos y seguros que en el 92.

Supongo que, como decía Pocho Rospigliosi, "Esto es lo que le gusta a la gente".