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Comunicación política

Publicado: 2009-04-02

En un artículo titulado "Comunicación Política", Dominique Wolton, sociólogo francés nacido en 1947, explica la relación entre los tres actores fundamentales de las democracias modernas: los políticos, los medios de comunicación y la opinión pública. Los tres conforman el sistema complejo conocido como comunicación política. Esta relación aparece como válida y aplicable a todas las democracias modernas.

Los políticos son las personas que discuten y toman decisiones sobre la gestión de un territorio, de sus recursos, de sus leyes y de su política económica. Son también quienes deciden si ir o no a la guerra y quienes gestionan la paz. En la Atenas Clásica, cuna de la democracia, los ciudadanos - hombres libres únicamente - solían reunirse para la toma de decisiones; durante la República Romana apareció la representación, a través de la figura de senadores que representaban los intereses de pueblos y regiones de todos los territorios conquistados. Así, los políticos modernos, organizados en partidos o agrupaciones, cumplen la función de representar de los intereses de distintos grupos sociales con particulares maneras de pensar. La democracia garantiza el debate entre posiciones contradictorias.

Los medios de comunicación funcionan como los altavoces del debate público. Los periodistas, como recolectores  y productores, nos nutrimos de las fuentes y nos encargamos de presentar información a la opinión pública. Todos emitimos opinión, por más neutro que se pretenda ser. Siempre, a la hora de redactar una noticia, presentarla y editarla, afloran las posiciones políticas y todo tipo de emociones que, en distintos grados de conciencia, sazonan nuestro trabajo. La democracia garantiza la libertad de informar y emitir opinión, sea cual sea.

La opinión pública se expresa de distintas maneras. La más obvia y directa es el sufragio. Pero tiene otras maneras de manifestarsu opinión acerca de los debates y decisiones políticas. Los mítines, marchas y huelgas, conocidas como medidas de fuerza, son capaces de influir directamente en las decisiones. Pero también a través de los medios, la opinión pública se hace sentir, y cada vez con más posibilidades. El caso de los helados D'onofrio, aunque no se trate de un tema público, confirma esto último. Gracias a Twitter y a Facebook se logró abrir una investigación por parte de Indecopi a la empresa, con cargos de publicidad engañosa. Muchas veces la opinión pública no se manifiesta sino como un fantasma que sin embargo acosa a los políticos. Cuando Caretas publicó la foto de Javier Ríos, candidato al Tribunal Constitucional, almorzando en Miraflores con Agustín Mantilla y otros de la misma calaña, la clase política pasó de la negación a la contradicción para terminar en la renuncia de Ríos al TC. Todo por miedo a la opinión pública, sin que ésta, salvo quizás los bloggers, manifestara de ninguna manera su opinión al respecto.

Cuando un partido trata de apoderarse del poder, lo primero que hace es irse contra los medios y contra los políticos de oposición. Solo de esa manera, a través de la propaganda, podrá ganarse a la opinión pública, sobre todo a la menos informada. Sin medios ni políticos que se le opongan, un dictador puede cometer todo tipo de represiones y actos de corrupción sin que el gran público se entere. Reprimiendo la libertad de expresión y de acción es como el dictador se aferra del poder.

El buen funcionamiento de la democracia depende del delicado equilibrio entre estos tres actores. Sin embargo, como con todo lo que el ser humano hace, las cosas siempre suenan lógicas en el papel, pero son más complicadas en la realidad.


Escrito por

Nicolás Bello

Estudio periodismo en la Universidad Católica. Tuve un primer blog en 2003, antes de la web2.0, en el que publiqué, sobre todo, cuentos. La hora del Pucho nació como proyecto en noviembre de 2006. Durante el último año, el blog tuvo altibajos y quedó abandonad


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